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Editorial

Provincia

El gobierno neuquino y sus bombas activas que no se preocupa por desactivar

Salud, policía, docentes, mapuches, desocupados, movimientos sociales, inseguridad, tomas de tierra, son algunos de los conflictos recurrentes que afectan a toda la población, y preocupan sobre todo a las empresas que tributan y a los trabajadores en general.
Darío Hernán Irigaray
Por Darío Hernán Irigaray

En la tierra de Vaca Muerta, donde un país nos ve como una provincia rica, donde hay progreso y trabajo, tenemos más de 124.584 neuquinos pobres, según datos del Indec.

Miles de agentes sanitarios, médicos, enfermeros, realizaron a comienzo del fin de Semana Santa un corte exigiendo dialogo con el gobierno. La respuesta fue un tuit del gobierno con lo que supuestamente cobra un médico y un enfermero, además de un descuento salvaje por los días de paro. Gran indignación y nuevos cortes de rutas. Exigen un 40% de aumento, el gobierno dice que le dan 25%, aunque al hacer la cuenta da 15%.

A la policía no le permiten estar sindicalizados y si realizan cualquier acción son sancionados. No obstante, los policías retirados que cobran un porcentaje de los activos, no tienen miedo a realizar acciones y vienen organizándose, a nivel no solo local, si no a nivel nacional, exigiendo que se actualicen sus haberes al nivel de la inflación, mínimamente.

Los docentes por el momento están tranquilos porque lograron un 25% de aumento, y comenzaron las clases, pero nuevamente estarán en el ruedo por que los establecimientos educativos muchos no están en condiciones y no se entregan los insumos necesarios para protección, como mascarillas, alcohol en gel y liquido en las cantidades requeridas, sumado a la falta de personal auxiliar de servicio.

Mapuches, se deja pasar el tiempo, y es un conflicto que no se termina más, donde cientos de hectáreas son reclamadas y no se realizan mesas de diálogos para lograr llegar a un acuerdo y se realizan “parches” con aportes económicos que muchas veces quedan en manos de privados que pagan para transitar por sus supuestas tierras, donde se vive momentos de mucha tensión y en ocasión violencia física hacia vehículos y personas.

Desocupados de varias localidades de la provincia regularmente realizan manifestaciones, desde pedidos a los intendentes, solicitan alimentos y ayudas, aunque lo que más piden es “trabajo”, y al no llegar las respuestas, optan por cortar rutas o accesos a yacimientos.

Los movimientos sociales han realizado un trabajo social sumamente importante en pandemia, donde la cuarentena nos obligó a que todos estemos en casa, y gran cantidad de trabajadores informales tuvieron que volcarse a los comedores, dado no podían juntar el dinero ni para comer. Regularmente cortan los puentes y rutas para exigir la creación de puestos de trabajo y el aumento de partidas a comedores y merenderos.

A todos estos conflictos, se suma la inseguridad reinante, donde el gobierno no arbitra los medios suficientes para evitar cada día más hechos delictivos, desde asaltos a mano armada, robos a empresas y casas particulares. Se desactivó el plan de cuadrículas donde cada vecino tenía un número de móvil del patrullero de su sector, con más presencia policial en cada barrio. Es un reclamo que se suele escuchar. Desde el gobierno dicen que usan las cámaras, aunque muchas veces no funcionan. También en los parques industriales las empresas se quejan de robos cotidianos en ocasiones con violencia.

Las tomas de tierra vienen de la mano de la falta de acceso a loteos sociales con servicios, donde el permitir recurrentemente que avancen y se consoliden, se ha generado como una forma válida de acceder a ellos. El gobierno no tiene una política activa de acceder a la tierra ni a viviendas. Según transcendió existe un déficit de 70.000 viviendas solamente en la capital neuquina.

A todo esto, hay que sumarle la indiferencia que se aprecia al no haberse reducido sus sueldos o dietas los funcionarios y políticos, donde siguen gozando sueldos jugosos y seguros, que duplican o triplican lo percibido por agentes sanitarios, policías o docentes.

Lo cierto, que mirar para otro lado y no tener una política activa para anticiparse a los conflictos, hace que permanentemente deban resolverse estos temas con cortes de rutas que tanto daño hacen a la sociedad.

¿Se viene un reclamo en conjunto de toda la sociedad?

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