La Municipalidad de Neuquén realizará una presentación en la Justicia Federal por el manejo discrecional de las represas hidroeléctricas debido a las graves consecuencias urbanas, ambientales y sociales que acarrea a la ciudad de Neuquén.
El objetivo es que el municipio sea considerado parte necesaria en el Plan de Manejo del Agua.
Esta situación se pone de manifiesto, una vez más, en función del parte meteorológico que anticipa copiosas lluvias esta semana sobre la capital neuquina y la dificultad de drenaje de las aguas hacia el río porque las aguas están sumamente crecidas artificialmente.
“No puede ser que la ciudad de Neuquén pague estos costos para que otras ciudades tengan energía”, protestó el subsecretario de Medio Ambiente y Protección Ciudadana, Francisco Baggio, al referirse a la crecida del caudal del río Limay de 900m3/sg desde hace por lo menos 45 días para generar electricidad a Buenos Aires y al conurbano bonaerense.
Baggio no desconoció que “hay toda una discusión acerca de la reprivatización de las represas. En el escenario que sea queremos discutir y por eso vamos a hacer una presentación judicial para que Neuquén capital pueda dar su opinión”.
A esto, agregó, “tenemos otra gran problemática, viene una gran lluvia y la imposibilidad de descargar en el río Limay el agua que cae sobre la ciudad y que escurre desde pluviales, alcantarillas y sumideros a través del vínculo que tiene con el arroyo Durán. Si el río está alto y el arroyo en consecuencia también, la descarga es mucho más lenta y hay un montón de barrios que pueden sufrir consecuencias”.
“Mostrando un informe, determinó que el caudal actual debería ser de 300 m3/sg. “Eso es lo normal para esta época: recordemos que el Limay tiene una un período de crecida y de bajada regulado por la naturaleza, en abril teníamos crecidas producto de la lluvia y en septiembre – octubre crecidas producto de la lluvia y el deshielo de la precipitación nívea en la cordillera, pero hoy eso ya no se respeta”, definió.
“Hoy tenemos crecidas en pleno invierno que tienen otro objetivo, el de la demanda eléctrica para satisfacer justamente la necesidad de Buenos Aires y el conurbano. Y como parece ser algo habitual y que se va a mantener en el tiempo, queremos -manifestó- que se rediscuta el Plan de Manejo del Agua para poder ser parte”.
El panorama actual del caudal de los ríos “están muy altos y nos preocupa enormemente por el largo tiempo que llevan así de crecidas las aguas debajo de las represas”. “Brindar energía a Buenos Aires y el conurbano tiene un costo para los neuquinos capitalinos y ese costo es que ambientalmente el río sube y baja a discreción”, insistió.
Expuso que gracias a este manejo los paseos públicos Parque Agreste y la Reserva Natural Hiroki están inundados y cerrados al público. “Salvando las diferencias, es lo mismo que los neuquinos decidimos inundar la reserva de la costanera sur a Buenos Aires y que esa reserva ecológica no pueda ser utilizada los fines de porque a nosotros se nos ocurre, esto es lo mismo”.
El funcionario mencionó, por otro lado, el costo social y económico, “tenemos afectaciones en las costas y en las tomas de agua, hay una gran cantidad de vecinos del sector sur de la ciudad de Neuquén, del bajo concretamente, que tienen el servicio de agua potable en los sistemas de bombeo sobre el río Limay: en las grandes bajantes los equipos se quedan sin poder de succión de agua o, por el contrario, con las grandes crecidas se han roto los equipos”.
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