El Banco Central (BCRA) resolvió el martes 23 de julio acortar los plazos para que las empresas accedan al mercado cambiario oficial, para adquirir los dólares con los que cancelar el pago de sus importaciones, a la mitad de lo que había establecido en el esquema inicial dispuesto tras la devaluación del 13 de diciembre. A la vez, decidió duplicar (de US$12.000 a US$24.000 por año calendario siempre que acrediten esos ingresos en sus cuentas locales en dólares) el monto que las personas que exportan servicios estarán exceptuadas de liquidar.
A ambas medidas, que se podrán en práctica desde el 1ª de agosto, la entidad las presenta como un nuevo paso en “el proceso de remover y flexibilizar las regulaciones de acceso al mercado de cambios, que tiene como objetivo final la eliminación total de las restricciones”.
Este “nuevo paso” incluye, por caso, permitir que las personas que habían recibido alguna ayuda por parte del Estado durante la pandemia o que se benefician con subsidios a los consumos de servicios públicos puedan realizar operaciones cambiarias, claro que -en este caso- sólo a través de títulos valores en moneda extranjera. Es decir, los habilita a operar con dólares financieros, MEP y CCL, es decir, cursar transacciones que permiten cambios de moneda pero sin afectar la tenencia de reservas del ente monetario.
Y destraba los problemas que enfrentaban también los tomadores de créditos hipotecarios en pesos. “Ahora quedarán habilitados para acceder al dólar MEP para concretar sus operaciones inmobiliarias todas aquellas personas que estaban incluidas en esa categoría”, aclara.
El cambio más trascendental es el que atañe a la importación de bienes generales, hasta aquí cuotificada con un esquema de 4 cuotas mensuales (30, 60, 90 y 120 días) cada una de ellas por un monto equivalente al 25% del valor total adquirido, plazos a contar desde la “nacionalización de la mercancía”, es decir, desde su ingreso aduanero.
“A partir del 1º de agosto, estos bienes tendrán acceso al MLC para pagarse en dos cuotas, una a partir de los 30 días y la segunda a partir de los 60 días de su ingreso aduanero, por el 50% cada una”, detalló en el comunicado con el que hizo el anuncio el BCRA, que aclaró que este grupo de mercancías representa “más de la mitad del total de las importaciones”.
“Es muy bueno. Continúa la normalización de la cuenta corriente cambiaría, en general, y del flujo importador, en particular, que muy a pesar de algunos no está normalizado aún. Aparentemente muchas importaciones están yendo por CCL, así que el impacto puede demorar en llegar”, juzgó el economista Gabriel Caamaño, director de Estudio Ledesma.
Para la lectura del propio BCRA sus medidas tienen un doble efecto positivo: “i) contribuye en la reactivación de la economía porque les permite a las empresas que importan afrontar menos carga financiera; ii) reduce el traslado a precios del mayor costo asociado a la calendarización vigente, que obligaba a aquellas empresas que no obtenían financiamiento comercial de sus proveedores a pagarles a través del mercado de cambios paralelo”, según enumeró.
Para los analistas, ese segundo impacto se verificará si el Gobierno, como anunció semanas atrás el ministro de Economía Luis Caputo, avanza finalmente en una reducción de 10 puntos en la alícuota del impuesto PAIS que aumentó en esa proporción al comienzo de su gestión.
A eso se agrega que los bienes suntuarios y los autos terminados, que hasta aquí se abonaban a partir de los 120 días del registro aduanero (antes eran 180 días) desde el comienzo del nuevo mes tendrán un plazo de acceso al MLC “a partir de los 90 días desde el registro de su ingreso aduanero”.
Es decir que se siguen pagando al contado los “bienes vinculados a la energía” en tanto a 30 días desde el registro aduanero “los productos farmacéuticos, otros bienes relacionados con la atención de la salud, los fertilizantes, productos fitosanitarios destinados a su elaboración local, productos de la canasta básica de consumo e importaciones oficializadas por MiPyMEs”.
El BCRA recordó que había procedido a calendarizar con plazos el flujo de pago de las nuevas importaciones (y reprogramar mediante la emisión de Bopreales las que habían quedado pendientes) para posibilitar una “acumulación de reservas internacionales en forma acelerada”.
Pero asegura que los resultados obtenidos hasta aquí son mejores “de lo previsto en el desarrollo del programa” (aunque su tenencia neta sigue siendo negativa) lo que le posibilita avanzar en “la normalización. (Fuente: La Nación).